miércoles, 18 de mayo de 2011

¡¡QUIERO ESO, Y LO QUIERO YA!!

...¡Otra muñeca, mamá! ¡Quiero un móvil con pantalla táctil, todos los amigos de mi clase tienen uno!...(A los pocos días Marta ya tiene su móvil, ahora quier otro videojuego)...

     Corremos de un lado para otro sin pararnos a pensar a dónde vamos y por qué lo hacemos, simplemente nos dejamos arrastrar por la rutina y las obligaciones diarias. Aunque no lo parezca nuestro modo de vida, repleto de prisas y de abundancia de todo lo superficial, condiciona totalmente nuestra sociedad.
     Desde su infancia los niños crecen rodeados de lo que necesitan, podrían necesitar, y desean. Se les atosiga con montañas de juguetes, que no llegan a utilizar, cayendo en el error de que podemos comprar su felicidad. Se les adentra en un universo 100% consumista del que difícilmente podrán escapar. El resultado es que no valoran el esfuerzo, la dedicación, ni conocen la espera o la frustración porque jamás se les han mostrado.
     La juventud navega en un mar de fiestas, excesos y amigos virtuales, soñando disfrutar de su momento ¿realmente lo consiguen? En muchas ocasiones se siente vacía y encuentra su vida sin sentido porque realmente no sabe lo que quiere. No sabe cuáles son sus sueños, qué quiere llegar a conseguir, con quién quiere estar,...
    Encontramos más tarde a un adulto indiferente y frustrado porque no ha conseguido sus metas, si es que alguna vez han existido.

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